Te imaginarás que con cuatro niños pequeños las vacaciones en navidad son un regalo y prácticamente obligatorias, porque, ¿qué haríamos sino?

Las cogí con ganas, además Manuel y yo coincidíamos, y era la primera vez en navidad.

Pintaba bien, vacaciones en familia, 1000 planes por hacer, tiempo juntos…

Sin embargo, Manuel y yo coincidimos en que han sido las peores vacaciones de nuestra vida (seguidas de nuestra luna de miel, que eso se merece otro capítulo jeje).

Os cuento:

Siempre alguno pasa mala noche, llora, peta el pañal, tiene mocos, vomita por la tos o solo se queda dormido con nosotros en nuestra cama (que a mi me encanta, pero no es muy cómodo). A esto le sumamos el cambio de sábanas diario…

Si no dormimos bien, no descansamos, entonces levantarnos un poco antes que ellos para aprovechar y adelantar… cuesta tela.

Arrancar con los 4 es súper complicado: para cuando lo tenemos todo listo es tarde para salir, hacemos esfuerzos por salir sobre las 10.00, sin embargo, lloran, se emperran, se pelean o hay que tener a alguno en brazos que aunque lo porteemos nos limita un poco y no podemos salir hasta las 12.00, tardísimo para hacer cualquier cosa.

Si hace mal día no salimos, y el día se hace muy largo. Ellos necesitan aire fresco y nosotros también.

Y a veces haciendo buen día nos lo pensamos, porque nos la lían en cualquier sitio y aun siendo dos, controlar y gestionar a cuatro “bebés” es demasiado. Por eso la gente por la calle alucina cuando nos ve.

El otro día, Manuel no estaba y hacía muy buen día para quedarse en casa, así que pedí a mi padre que me acompañara con los cuatro a dar una vuelta y comer fuera…. dudo que lo vuelva a hacer: la comida fue súper estresante, solo una trona, con berrinches desde antes de que trajeran la comida hasta llegar a casa, los mellis no querían carro y se bajaban todo el tiempo de la silla y jugaban a escaparse… y todo el mundo mirando el espectáculo, súper agradable. No lloré porque en esos momentos no me hubiera servido de nada. Una mujer durante la comida sufría al vernos porque uno de los mellis estaba de pie en la silla empujándola con el culo, a pique de caerse, yo ya no tenía más manos para cogerlo así que intenté sujetar la silla con el pie y le dije a la señora: del suelo no pasa. Su cara era de asombro.

Otra mujer al irnos, me dijo: “qué paciencia tienes” (increíblemente no perdí los nervios, porque como llorar, eso tampoco me hubiera servido de nada en esos momentos, pero sin duda, cosas así, te minan el ánimo y la energía.)

Siento que aunque lo cuente, no te podrás hacer una idea, hay que vivirlo. (A mi me pasaba lo mismo, cuando solo tenía un hijo todo se veía muy diferente).

Si no está uno de los dos, para salir necesitamos ayuda. Y sin duda, toda ayuda lo hace todo más sencillo pero tampoco es la panacea. Desde el embarazo gemelar la pido cuando la necesito porque tratar de hacerme la super woman, no me sirve de nada, me agota. Lo que llevo peor es tener que dar explicaciones, no porque me las pidan, sino porque hay que hacerlo, y a veces no quiero decir a qué voy a dedicar mi tiempo o mi energía.

Además de nuestros niños, está la casa: no sabéis la de lavadoras que pongo al día y a la semana, y me encanta tener al día la ropa sucia, pero tenderla, recogerla y doblarla a estos niveles me lleva mucho tiempo.

Ayer me dijo Leo, “cuando dejes de hacer cosas, jugamos al tiburón hambriento” y es que es verdad, siempre estoy haciendo cosas de la casa, porque tiempo sin ellos para hacerlo no hay!

Tenemos “la suerte” de que los mellis se acuestan sobre las 21.00. Oliver normalmente un poco después, pero hay que dormirlo, y Leo que es el que más claro tiene que está de vacaciones, quiere quedarse más tarde, ver una peli y disfrutar de tiempo en exclusiva con nosotros, no podemos negarselo…

Cuando por fin duermen todos, Manuel y yo nos tumbamos en el sofá y no lo podemos evitar: caemos rendidos.

Tiempo de calidad en pareja en vacaciones con niños, parece imposible.

Por no decir tiempo de calidad para nosotros mismos, mi misma y mis proyectos… que son fundamentales para poder sobre llevar esta maravillosa carga.

A todo esto, no solemos discutir pero hay momentos de llantos y berrinches que nos llevan al límite. Sabemos que es “lo que toca” y que aun nos quedan por lo menos dos años más agotadores…

Por eso es FUNDAMENTAL e INDISPENSABLE sacar tiempo para una misma. ES DIFICILISIMO, SÍ, lo sé bien. Pero si no dejas de cocinar o poner lavadoras, tampoco dejes de hacer cosas para ti, que es la gasolina que necesitas para afrontar las dificultades y subir todas las cuestas que nos pone la vida.

Por eso, yo hago una lista en mi agenda de las cosas que amo, y trato de hacerlas casi cada día, hacer pilates o hipopresivos es una de ellas, me sienta bien, muy bien.

Dejar a los cuatro no siempre es fácil, PERO NECESARIO.

Escribir es otra de las cosas que amo y me sientan de maravilla, por eso esta NEWSLETTER semanal, porque el compromiso es contigo pero sobre todo conmigo. Se llama Autocuidado.

Por eso es fundamental la organización aunque en vacaciones se vaya un poco a la mierda. Saber qué tienes/quieres hacer y lo más importante, encajarlo en tus 24 horas para hacerlo.

Empecé este artículo para reflexionar y ver si había aprendido la lección, definitivamente la vida es así, superando cosas difíciles todo el tiempo con pequeños momentos cotidianos de felicidad, y por eso MERECE LA PENA vivirla, por esos momentos.

No la he mencionado, pero lo sabéis, lo más difícil de estas vacaciones y navidades es sin duda la falta de mi madre. Tengo la suerte que la tengo muy presente, aun la siento conmigo pero la echo muchísimo de menos. De ello hablaremos si os apetece otro domingo.

De estos días me quedo con las primeras frases de Izan, las carcajadas de Óliver, los besos de Luca y las conversaciones con Leo.

Han sido las peores/mejores vacaciones de nuestra vida. Con miles de momentos inolvidables que cuando les contemos lo que nos han hecho pasar, nos reiremos todos.

Te animo a que hagas una pequeña lista con MOMENTOS DIFÍCILES y MOMENTOS INOLVIDABLES de este año o de estas fiestas.

De los difíciles, habrás sacado una lección, de los inolvidables, necesitas recordarlos más a menudo para seguir recreándolos.

La vida te da momentos complicados pero NO DEJES DE VIVIRLA por favor. Como decía Pau Dones, vivir es URGENTE.


Si te ha hecho pensar, comparte con alguna amiga que lo necesite.