Parece que llega enero y hay que empezar de nuevo. Y no solo eso, sino tratar de ser mejor que el año anterior. ¡Menudo reto!

Para mi, enero y septiembre son una excusa más para recordar donde poner el foco y los pasos para lograr aquello que quiero conseguir, pero con el día a día se me va olvidando.

Por eso me gustaría hacer una recopilación de pequeños (grandes) hábitos positivos que me han funcionado, que son saludables en distintos aspectos de nuestra vida, que quiero retomar, que me facilitan la vida y la simplifica (que ahora lo voy a necesitar más que nunca).

Conforme los vaya añadiendo voy a ir clasificandolos para que todas las parcelas de nuestra vida vayan mejorando y podamos darle más caña a la que consideremos más importante según nuestro criterio.

Retomar el blog, a vuestro lado, me está generando unas sensaciones y emociones muy fuertes. Como os contaba en stories, definitivamente no es el mejor momento para retomarlo (tengo a Luca sobre mis piernas, y a Izan a mi izquierda, ahora me dan tregua pero cuando no llora uno, se queja el otro, como es normal, y son mi prioridad junto a Leo) pero siento esa necesidad de hacer algo que me encanta, que lo hago por y para mi, y por gusto y lo dejaría todo por seguir escribiendo y escribiendo, con la única motivación de que alguien me lea y le sirva un poquito lo que cuento.

En fin, que me desvío, si sois madres sabréis a que me refiero. Esa lucha por querer seguir siendo tu, haciendo las cosas que te ilusionan y apasionan y a la vez, no dejar de ser mamá, siendo ellos los más importantes.

Empiezo con el primer hábito (sencillo, sencillo).

  1. Bebe al menos 2 litros de agua al día.

No se si te parece una chorrada o si te resulta súper fácil cumplirlo o directamente imposible. Pero definitivamente es una prueba de fuego, sencilla pero importante.

Beber agua es fundamental, eso ya lo sabes, pero además de ser saludable a mi me ayuda y me sirve para encadenar otras rutinas saludables.

Cuando estaba en la oficina me ponía como meta beberme la botella de litro y medio que me había llevado, en 7 horas, mi jornada. Esto lo unía al ayuno intermitente y a mi taza de medio litro de te rojo, y me sentía súper bien por cumplir con mi palabra cada día, me sentía más ligera (iba constantemente al baño), el cuerpo me pedía comer saludable (que no poco ni ligero) y por no hablar de mi piel, os juro que me notaba la piel menos seca y la piel de naranja un poco menos acusada. ¿Como no hacerlo si todo son beneficios?

Después del trabajo seguía bebiendo agua, pero sin presión porque el mínimo diario ya lo había cumplido!

Así día tras día, con la misma motivación y ganas que el primer día.

Se de muchas personas que beben agua sin parar, no tienen que pensar en nada para eso. Y también hay personas que ni queriendo son capaces de beberse 2 vasos de agua al día, pero os juro que compensa, asi que hay que hacer un pequeño esfuerzo por implantar el hábito y empezar a ver mejoras.

Un truco es tener siempre la botella a mano y beber siempre de la misma, así controláis la cantidad. Si preferís vaso, habría que llevar la cuenta. Al salir de casa, siempre una botella de agua en el bolso o mochila y al principio estar más pendiente (incluso poner alarma) para recordároslo.

Os animáis?

GRACIAS por leerme 🙂 tengo muchos más hábitos preparados….